En la entrada anterior hablé de estereotipos y de cómo estos contribuyen al discurso de la ideología dominante. Ahora voy a centrarme en uno de mis topicazos favoritos de peli de adolescentes: la Reina del Instituto o, como dice Janis en Chicas malas , la abeja reina.
Hay una serie de elementos que caracterizan a este personaje: pocos escrúpulos, mucho ingenio y un gusto exagerado por la moda. Estas cualidades son las que le dan la popularidad y garantizan que nadie pueda destronarla. En esta entrada, voy a hablar de mis reinas favoritas, todas ellas taimadas, orgullosas, magníficas y agitadas, pero ya lo dice el refrán, «inquieta es la cabeza que lleva la corona».
5. Mini McGuinness (Skins, 2007 – 2013)
Si viste Skins y no llegaste a la tercera generación – quinta y sexta temporadas de la serie, – deberías hacerlo ahora. Nunca entenderé por qué tantos fans de la serie reniegan del último grupo de adolescentes que adornó las calles de Bristol: la tercera generación de Skins tiene unos personajes fantásticos – excepto Franky, claro. –
La cuestión es que Mini (Freya Mavor), la abeja reina del Instituto Roundview, se presenta como un personaje frío, superficial y canónico, pero resulta ser una de las piezas más interesantes de esta generación. Evoluciona y se enfrenta a sus miedos e inseguridades; Mini se ganó el cariño del público conforme Franky (Dakota Blue Richards) lo perdía.
Si finalmente veis la tercera generación de Skins, los capítulos dedicados a Mini son el tercero de la quinta temporada y el quinto de la sexta. ¡Imprescindibles!
4. Lydia Martin (Teen Wolf, 2011 – 2017)
Lydia está, sin duda, entre mis reinas favoritas, no sólo por lo que me gusta Teen Wolf, sino por cómo su personaje va ganando peso a lo largo de las seis temporadas. Inteligentísima y cínica, termina convirtiéndose en uno de los personajes protagonistas y más emblemáticos de esta serie que mezclaba hombres-lobo, kitsunes, banshees, quimeras, kanimas, sabuesos del Infierno, wendigos, berserkers, cambiapieles y onis. Y lo siento por el spoiler, pero cuando todos esperábamos que se convirtiera en una mujer lobo – Peter la muerde al final de la primera temporada – y, en realidad,¿¿se convierte en una banshee?? – Jennifer lo descubre en la tercera temporada, hasta entonces, nadie entiende a qué se deben los poderes de Lydia –; gracias, gracias Jeff Davis.
De secundaria magistral a protagonista en cuanto los guionistas se dieron cuenta de su potencial, Lydia Martin nos ha dejado momentazos, y una de las relaciones más bonitas de la serie: su amistad con Allison. Lo que empezó siendo una relación de puro interés - Lydia necesitaba una mejor amiga que hiciera las veces de abeja obrera - terminó siendo uno de los mayores atractivos de Teen Wolf.
Además, el romance a fuego lento con Stiles, que tuvo a medio fandom sufriendo durante seis temporadas (¡seis!) alcanza su momento cumbre en el 6x10, cuando ella le salva de una muerte segura utilizando sus poderes. Cualquier fan de Teen Wolf sabe que el «I didn’t say it back», «you didn’t have to» es un mantra aún más importante para la serie que «El sol, la luna, la verdad».
La evolución de Lydia es una de las mejores de Teen Wolf , y lo mejor es que, pese a hacerse amiga de Scott y Stiles – con todo lo que eso puede suponer para su reputación – no deja de ser la reina del Instituto ni de dar las mejores fiestas (aunque en una de ellas envenene a todos sus compañeros, provocándoles alucinaciones y un par de peleas entre hombres – lobo.)
3. Summer Roberts (The O.C., 2003 – 2007)
Otro personaje que el público quiso tanto que pasó de secundaria a rol protagonista. Al principio, Rachel Bilson, la actriz que interpretaba a Summer, ni siquiera aparecía en los títulos de crédito; por suerte no hubo que esperar mucho para que esto cambiara.
Si hubiese algo similar al análisis matemático, empírico y exacto, en el análisis audiovisual, la regla de calcular quién es el mejor personaje de una serie te gritaría: Summer Roberts (en The O.C.)
Cada vez que Ryan y Marissa, la pareja sin sal, me cabreaban con sus lloriqueos y su pesadez extrema, llegaba Summer y me enganchaba otra vez al capítulo. Sin Summer no habría Marissa ni Seth, y, sin Marissa ni Seth, no habría Ryan – que resulta ser el protagonista de la serie –.
Por mucho que quiera a Seth Cohen (Adam Brody), es inevitable darte cuenta que es un intelectualito-misógino (lo siento, es lo que es), y cada vez que Summer lo evidenciaba me daban ganas de aplaudir a la pantalla. Y, además, hizo recapacitar a Marissa como diez mil veces en el transcurso de la serie. En fin, por todo ello, ¡gracias Summer!
2. Blair Waldorf (Gossip Girl, 2007 – 2012)
Ay, Blair. ¿Qué habría sido de Gossip Girl sin Blair? Nada. No hay Upper East Side sin su Queen B.
La maquiavélica, retorcida, superficial, materialista y brillante Blair Waldorf (Leighton Meester) te enganchaba a la trama de Gossip Girl como ninguno de los demás personajes lograba hacerlo. Si decidía que Jenny Humphrey no podría volver a pisar Nueva York, pues adiós Jenny Humphrey; si Georgina Sparks intentaba sabotear la relación Dan-Serena, por mucho que la propia Blair desease que ese noviazgo terminara, le dejaba bien claro que ella era la única con poder de decisión en el neoyorquino Upper East Side («Haven’t you Heard? I’m the crazy bitch around here», Blair a Georgina, 1x18). No sé cuántas frases y momentos emblemáticos nos ha dado Blair, pero, desde luego, a ella le debemos el atractivo de la serie. Blair Waldor se merece, sin duda, una entrada para ella sola. Ver cómo su personaje cogía el timón y le daba rumbo a la historia durante seis temporadas fue un auténtico gusto porque, siendo sinceros, no habría escaleras del MET, episodios de Acción de Gracias (el tercero de la tercera temporada mientras sonaba Whatcha Say de Jason Derulo; obra maestra), brunchs , ni planes neuróticos sin Blair. Y, sobre su icónica relación con Chuck, sólo escribiré lo que ella misma le decía a Dan Humphrey tras publicar su libro lleno de trapos sucios: «There is no Chuck Bass chapter without Blair Waldorf».
1. Regina George (Chicas Malas, 2004)
Todo en Regina George (Rachel McAdams) representa a la realeza: nombre, estatus, mansión. Mi abeja reina favorita, que no sólo nos dio una monarca inigualable, sino un séquito imposible de olvidar: Gretchen Wieners (Lacey Chabert) y Karen Smith (Amanda Seyfried). Las Divinas suponen un verdadero hito de la cultura popular desde que Chicas Malas se estrenara en 2004, contándonos el enfrentamiento entre Cady Heron (Lindsay Lohan) y Regina.
Chicas Malas ofrece un retrato del «mundo de las nenas» en el Instituto, del enfrentamiento constante de las estudiantes por ser la más guapa, la más popular, la Reina del Baile, la Reina, a secas. Y, aunque su mensaje final tire por tierra la idea de la rivalidad entre las mujeres, y reivindique el «vive y deja vivir», tengo que decir que mi ganadora moral del «estanque de pirañas» del Instituto North Shore es – y será siempre – Regina George.
Regina es, simplemente, genial. Divertida, narcisista y mentirosa, todo un icono del cine de adolescentes. Como dice Cady tras ganar la corona de reina de primavera, Regina «incluso con los huesos rotos parece una estrella de rock». Ni siquiera que te atropelle un autobús te destrona. Por todo esto, su Jingle bell es el único villancico que me interesa.
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