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El triunfo de la nostalgia en la música

2020 se ha convertido en el año en que Bad Bunny resucitó a Don Omar, Justin Quiles y Sech llamaron a una canción Fabuloso en honor al «Si las gatas bailan en la pista fabuloso» de Héctor 'el Father' (Noche de Travesura, 2005), y Yandel sacó Quien contra mi II, repitiendo los éxitos de Quien contra mi (2003) diecisiete años después de su lanzamiento, acompañado de los cantantes que triunfan hoy (Anuel, El Alfa, Rauw Alejandro). En España, C. Tangana referencia Corazón partío de Alejandro Sanz en Nunca estoy, interpreta un remix del pasodoble La Campanera y canta con La Húngara en Tú me dejaste de querer, Estopa anuncia una colaboración con Amaral a través de Twitter, se ha celebrado el vigésimo aniversario de El viaje de Copperpot (La Oreja de Van Gogh, 2000) y se van a reencontrar Los Hombres de Paco, Los Protegidos, y los alumnos y profesores del Insituto Zurbarán (Física o Química).


Sobre Amaral, Estopa y La Oreja de Van Gogh: la generación que creció con ellos se ha hecho adulta y ha decidido que los 2000 España son tan dignos de referenciar como los 90 estadounidenses. Y respecto a las series: pocas sensaciones son tan satisfactorias como cantar a pleno pulmón una cabecera de Pignoise o Despistaos, o, en general, una cabecera que te sabes de memoria (que se lo digan a Digimon: estrena nueva temporada, Digimon Adventure, continuando la primera veintitrés años después, y lo hace con la música original).


Portada de Quien contra mi (2003) de Yandel | Fuente: Wikipedia


En el caso del reggaetón, este es uno de los géneros que más se autorreferencia y que guarda un diálogo constante entre temas antiguos y temas nuevos. Es una tendencia que ha florecido a lo largo de los últimos años desde que Bad Bunny sacara Tú no metes cabra (2017), una canción cuyo nombre señalaba directamente a la antes mencionada Noche de travesura. Desde entonces, rescatar letras que otros han utilizado previamente es muy habitual: en Otra noche y en Quizás, Bad Bunny y Justin Quiles citan, respectivamente, Dile de Don Omar; en Uniforme, Quiles hace de nuevo lo propio con Soltera de Lunay, una canción del mismo año; Palga Remix (2020) empieza igual que Un hijo en la disco (Jowell y Randy, 2007); en La Playa (2019) Myke Towers cita a Ivy Queen (Te he querido te he llorado, Yo quiero bailar), una de las más cantantes más emblemáticas del reggaetón de los 2000 («yo quiero que tú seas la queen, no hablo de Ivy). La Jeepeta Remix homenajea a la mítica En la Cama de Daddy Yankee y Nicky Jam, cuando formaban el dúo conocido como Los Cangris; Ignorantes, de Bad Bunny, utiliza en su estribillo la letra de La distancia (Arcángel, 2007) «No sé si fue la distancia o tal vez culpa de mi ignorancia, no sé si fue por mi inmadurez que conmigo no quieres volver», y su parte en Canción con Yandel empieza refiriéndose directamente a Rakatá, del propio Yandel con el que colabora: «Yo la conocí bailando, perreando Rakatá»; más adelante, en el mismo tema, el homenaje es para Eliel: «Y todavía hace que se me erice la piel, le gusta que le hable con las manos como Eliel», aludiendo a Eliel Osorio, DJ y productor especialmente famoso por sus colaboraciones con Don Omar (Pobre Diabla, por ejemplo), y cuyos arreglos electrónicos son a los que hace referencia Bad Bunny al usar la expresión «hablar con las manos».



Homenaje a Daddy Yankee en los Premios Lo Nuestro 2019 | Fuente: La Tercera


Entre los cantantes españoles también se estilan las referencias al reggaetón: Kaydy Cain en Como los maestros o al cantar «Mis tigueres tan bravos si suena reggaeton, no de Balvin, ponte una dura de Ñengo Flow con Yampi» (Xulita, 2020), o Fernando Costa en Pa que lo gocen, (título-homenaje a Pa' que retozen, canción de Tego Calderón del año 2003) al cantar «Escuchando La Excepción, a Teguito Calderón; Métele salsón, batería y reggaetón» en 2018.


Son sólo algunos ejemplos; la lista de canciones nuevas haciendo honor a artistas anteriores es tan larga que incluso hay tik toks y vídeos en Internet revelando los versos escondidos. Hay quien explica esta moda como falta de riqueza musical y lírica. Yo creo que es una cuestión reivindicativa: del vapuleo social ("¿escuchas reggaetón?") a que Dakiti (Bad Bunny y Jhay Cortez, 2020) encabece listas de éxitos a nivel global. El respeto que se tiene esta música a sí misma y a sus orígenes es algo que, independientemente de que guste o no desde un punto de vista subjetivo, merece ser tenido en cuenta, pues tiene unas cargas socio-culturales concretas, del mismo modo que ocurría, en su momento, con el RAP en Estados Unidos y la comunidad negra, o en España con el flamenco, la rumba y la población gitana.


La cuestión es que la nostalgia triunfa, no sé si porque estamos empalmando dos crisis que tiran de nosotros hacia abajo y el recuerdo idealizado de la infancia y la primera adolescencia nos rescatan en cierta manera (aquello de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", sea o no cierto), o si es porque echamos de menos una verbena y queremos escuchar un poco de Marta, Sebas, Guille y lo demás, pero abrazándonos y sin mascarilla. Este año está saliendo muy caro, en todos los sentidos. Menos mal que nos queda la música.

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