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No pasarán

Se cagan en mis muertos. Se cagan en mis muertos cuando Ortega-Smith llega al Ayuntamiento de Madrid tras afirmar que "José Antonio Primo de Rivera es uno de los grandes hombres de la Historia de España". VOX se caga en mis muertos al parafrasear el lema "Ya hemos pasao", consigna que utilizaron los nacionales como respuesta al "No pasarán" de los republicanos madrileños. Se cagan en mis muertos y en los de mucha otra gente que ha crecido oyendo las desgracias que sufrieron sus abuelos. Se cagan en mis muertos y se mean en la Memoria Histórica. Y vuelven a Madrid. Vuelven a mirarnos por encima del hombro y a levantar el brazo derecho, ahora sin tapujos ni vergüenza alguna. Vuelven los fascistas, esos que hacían campaña política utilizando a Aragorn contra el colectivo LGTB, el feminismo, los medios de comunicación y el antifascismo. Aunque quizás vuelven no sea la palabra adecuada, porque en el fondo nunca se fueron.


Y ahora, todos esos nazis y franquistas que esperaban el momento oportuno para reaparecer, encuentran su partido. Encuentran apoyo institucional y la tranquilidad de saberse arropados por el gobierno madrileño. Nazis y franquistas de mierda que llegan al poder gracias al beneplácito de partidos que se hacían llamar de centro. Partidos que deberían quitarse la máscara de una vez, dejar de tomarnos por gilipollas y reafirmarse en sus verdaderas creencias. ¿A quién pretendéis engañar? Poco o nada han tardado PP y Ciudadanos en pactar con VOX. No esperaba menos del PP, fundado por un ministro franquista, pero lo de Ciudadanos es de tener la cara de hormigón armado. Lo mínimamente decente sería dejar de presentarse como "la alternativa política centrista y sensata", pero no lo harán, porque no conocen la decencia. Porque les ofende el antifascismo. Mucho, muchísimo. El antifascismo es radical y extremista. El yugo y las flechas, se ve que no.


En definitiva, VOX, PP y Ciudadanos se han cagado en mis muertos. Y lo van a seguir haciendo durante cuatro años. Cuatro años de alegría para los fachas, los de la vieja y la nueva escuela. La vieja escuela son los tiparracos del bigote, los que quisieron hacernos creer que ya no eran franquistas, pero que están a favor de mandar a su país a todos los inmigrantes de tu barrio. Y la nueva escuela son todos esos niñatos pijos que de fiesta en Pachá bailan un despolitizado Bella Ciao , himno de los partisanos italianos, mientras en las redes sociales y en las urnas desprecian al rojo. Esas dos escuelas son las que van a vivir de puta madre durante los próximos cuatro años, no lo olvidéis. Porque para ellos es más importante poder meter el coche en el Centro que la vida de un obrero, sobre todo cuando el obrero es extranjero, mujer, gay, lesbiana, bisexual o transexual. Porque es una guerra declarada desde hace tiempo, y el primer frente acaba de llegar a Madrid. Sólo me queda decir, en honor a la Memoria, que no habéis pasado. Ni pasaréis.






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