Hay una canción de Talking Heads que se llama Road to nowhere, que en español sería algo así como «camino a ninguna parte». A mí esta canción me recuerda a las veces que mi padre fue a recogerme con el coche durante mis últimos años en el conservatorio. Fueron pocas porque yo ya era mayorcita - doce años de conser, la madre que me parió - y porque él ya no estaba en casa. También me recuerda a la boda de Chuck Bass y Blair Waldorf en Gossip Girl, seguramente uno de los culebrones de adolescentes más influyentes para la gente de mi generación, y que servidora vio con diecinueve añitos, en segundo de carrera, cuando se supone que tendría que haberme puesto al día con Haneke, Kubrick, Lanthimos, Allen, von Trier y Dios sabe quién más para estar al día en las conversaciones cinéfilas de estudiantes de Comunicación Audiovisual y cafeterías de Malasaña. La cuestión es que Road to nowhere suena en la boda de Chuck y Blair, décimo capítulo de la sexta temporada, y último capítulo de toda la serie. Se trata de la versión de Release the Sunbird y no la canción original, pero la letra - y por tanto, el mensaje - son los mismos:
Well, we know where we're goin'/ But we don't know where we've been /And we know what we're knowin' /But we can't say what we've seen And we're not little children / And the future is certain/Give us time to work it out
We're on a road to nowhere
(Bueno, sabemos a dónde vamos / Pero no sabemos dónde hemos estado / Y sabemos lo que sabemos / Pero no podemos decir lo que hemos visto/
Y no somos niños pequeños / Y el futuro es cierto / Danos tiempo para resolverlo/
Estamos en un camino a ninguna parte)
Qué fuerte; Chuck y Blair, dos personajes neoyorquinos multimillonarios y ficticios que empezaban sus aventuras al ritmo de Pon de Replay (Rihanna), y sus escarceos amorosos mientras sonaba With me (Sum 41), se sienten como yo en el capítulo de su boda: de camino a ninguna parte. Igual es que con veintidós años encontrarse así es lo normal, y eso que nos contaron de adolescentes de que ésta era la mejor edad era una de esas mentiras piadosas que se cuentan para que no te amargues pensando que lo que viene, a veces, es peor. O igual es que es normal sentirse en medio de la nada cuando no trabajas porque no encuentras trabajo pero sientes que la ansiedad te come viva por no aprovechar los que deberían estar siendo los mejores años de tu vida. Quién sabe. Verborreo ya.
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