Tutti de los músicos, ascendente. Parabarabarabán parabán parabán, parabarabarabán parabán parabán, parabán pam pam, parabán pam pam. Se repite. Parabarabarabán parabán parabán, parabarabarabán parabán parabán, parabán pam pam, parabán pam pam. Y en la cabeza de todos los oyentes se escucha:
Por qué ha pintao tus ojeras, la flor del lirio real.
Por qué te has puesto de seda, ay Campanera, por qué sera.
Es un pasodoble, un clásico de verbena de verano. Una de esas canciones que consiguen que todo el que está en la plaza se arranque.
Mira que to el que no sabe, tú eres la llave de la verdad.
Dicen que tú eres buena y a la azucena te quisieran comparar.
Unos la cantan con la voz de Joselito, otros escuchan a Estrellita Castro. Un matrimonio empieza a bailarla. Seguramente son los abuelos de alguien. Y hay quien canta por lo bajo. También hay quien no se sabe la letra, así que tararea la inconfundible melodía. A alguno incluso se le saltan las lágrimas de la emoción, porque La Campanera es auténtica.
¡Ay! campanera...aunque la gente no crea, tú eres la mejor de las mujeres porque te hizo Dios su pregonera.
Yo, sentada mientras toco los contratiempos habituales que llevan las trompas en un pasodoble, me acuerdo de Manolito Gafotas. Me acuerdo del campo castellano, de las interminables carreteras que lo surcan, de las áreas de descanso que venden Miguelitos. La Campanera me trae el sonido estridente y festivo de una charanga y el olor familiar a bocadillo de tortilla de patata. Casi puedo escuchar cómo se raja el papel albal que lo envuelve.
La música reúne. Es curioso, pero La Campanera puede causar en una fiesta lo mismo que La gasolina. Un fenómeno público y privado a la vez, que acoge en grupo y afecta aisladamente. Quizás la señora que tengo en frente mientras toco esté igual de emocionada que yo, pero sus motivos son otros. Ahí donde yo veo a Manolito y una extensión de campo amarillo, ella ve al Pequeño Ruiseñor cantando en la tele. O igual murmura su equivalente generacional a «temazo». Ay, Campanera, quién sabe. Yo voy a seguir tocando. Que lo que un pasodoble ha unido, no lo separe nadie.
Comments